La totalidad es una quimera que es más real qué aquello qué puedes tocar.
Si lo pudieses tocar desaparecería.
Hasta ahora nadie ha enseñado a la gente lo qué es el dinero. Sólo se ha enseñado lo qué es la avaricia por el dinero.
Esto es muy importante.
Hasta este momento se ha luchado contra la enfermedad, y está correcto, es así, pero nadie te ha enseñado a estar bien.
Si la totalidad está en mi y yo estoy en la totalidad, en esa ecuación, un cambio en mi tiene qué afectarla y viceversa.
La empresa no puede ser un elemento aislado de mi identidad.
Ese es el problema de la palabra PROFESIONAL.
Este término es el mas parecido a la palabra INDIFERENCIA. Una especie de psicopatia para permitir que cualquier aberración sea consentida.
La aberración es no vivir una vida plena.
Plena no es llena.
Tu puedes tener la tripa llena de comida pero no sentir plenitud.
La plenitud es un estado consciente de infinito pues aquello qué tu haces y el modo en que lo haces provoca que una corriente de felicidad se extienda en el universo. Unes ternura con eficacia, gestion con compromiso, ambición con ecobalance.
La tierra, este planeta se mueve por ideas.
Las ideas llegan a ser ideales.
El ideal hasta ahora era la tisteza fruto del desarraigo lo cual provocaba avaricia. Si no le importo al mundo, voy a sacar lo maximo qué pueda de el. Vamos de pillo a pillo.
En ese proceder el mundo se extingue y el ser humano no alcanza su divinidad.
Es muy sencillo. La empresa no soporta la palabra AMOR como estado mas elevado de conciencia y creación, cuando toda 'empresa' digna y heroica que el hombre haya acometido y llevado a cabo en este sentido ha tenido siempre el amor como motivo.
Si no amas eres pequeñín.
Nunca seras infinito, tan sólo un pensamiento adquirido del que dudas.
...no le busques sentido, no lo tiene.
miguel mochales, maestro zen
sábado, 20 de diciembre de 2008
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